Para desentrañar lo que dicen cada uno de esos valores de tu análisis de sangre anual, necesitas saber para qué demonios sirven cada uno de los bichitos que corren por tus venas. Aprende a descifrar cómo es tu sangre por dentro, porque así es la sangre de un corredor.
- Número de Hematíes o eritrocitos. Indican el número de glóbulos rojos que hay en la sangre. Los valores normales varían entre 4,5 a 6,5 millones/mm3 en hombres y 3,8 a 5,8 millones/mm3 en mujeres. En las personas deportistas pueden estar por debajo de los valores por la hemodilución de la sangre, sin que exista enfermedad.
- Hemoglobina. Es el principal valor de referencia para diagnosticar una anemia. Los valores normales van entre 13,3 y 18 g/dl en hombres; 11,7 a 15,7 g/dl en mujeres, pero por efecto de la hemodilución de la sangre en los/las deportistas, se pueden encontrar valores más bajos sin que aparezca anemia.
- Hematocrito. Es el volumen total de sangre compuesto por glóbulos rojos, en porcentaje. Normalmente oscila entre el 40 y el 54% en hombres y un 38 a un 47% en mujeres. Las personas que viven en altitud o que pasan temporadas entrenando en alta montaña tienen un aumento fisiológico del valor del hematocrito, para adaptarse al menor porcentaje de oxígeno en la atmósfera.
- Ferritina. Se encarga de almacenar el hierro estable. Una molécula de ferritina puede llegar a transportar de 4.000 a 5.000 átomos de hierro en forma de hidróxido ferroso. La concentración de ferritina indica directamente las reservas de hierro orgánicas. Es uno de los valores más indicativos para diagnosticar la anemia en sus primeras etapas. Se considera normal entre 30-300 ng/ml en hombres, y 10-100 ng/ml en mujeres. Los valores por debajo de 20 ng/ml de ferritina suelen indicar deficiencia de hierro de depósito. Si disminuyen los valores a 12 ng/ml, puede indicar deficiencia en el transporte de hierro.
- Volumen corpuscular medio (VCM). Nos indica el tamaño del glóbulo rojo. Se considera normal entre 83 y 97 fl. Los cambios de tamaño, suelen indicar problemas en la maduración de las células en la médula ósea o falta de vitaminas y minerales (ácido fólico, hierro y vitamina B12) que provocan algunos tipos de anemias no ferropénicas como las anemias macrocíticas o megaloblástica (volumen de los glóbulos rojos mayor al normal) o microcíticas (volumen menor)
- Concentración de Hemoglobina Corpuscular Media (CHCM). Es el índice que valora la concentración de hemoglobina que lleva cada glóbulo rojo, por lo que indica directamente cuánta hemoglobina hay en un glóbulo rojo.Varía entre 31 y 36 g/dl.
- Hemoglobina Corpuscular Media (HCM). nos indica la relación entre la concentración de hemoglobina y el número total de glóbulos rojos, por lo que ayuda a diagnosticar las anemias ferropénicas. Varía entre 26 y 34 pg.
- Hierro sérico o sideremia. Es la concentración de hierro en sangre. Los valores normales oscilan entre 60 y 150 ug/dl, aunque los valores bajos de hierro en sangre no sirven para diagnosticar anemia ferropénica, es necesario mirar todos los valores hematológicos.
- Transferrina. Esta proteína se une al hierro y lo transporta desde el sistema digestivo por la sangre. Indica el hierro que está fuera de la hemoglobina o no está en la reserva unido a la ferritina. Se suele medir en transferrina (200 a 400 ug/dl) o en porcentaje por el índice de saturación de la transferrina (% TRF) que debe ser mayor del 20%
No es cuestión de tomar alimentos muy ricos en hierro todos los días. Se debe tener en cuenta que no es cuestión de cantidad, sino de disponibilidad. Paradójicamente, sólo se absorbe un 10% del hierro de los alimentos y en el caso del hierro de origen vegetal la situación es aún más precaria, puesto que se absorbe mucho menos. Curiosamente, cuando menor es la reserva de hierro, mejor se absorbe este mineral en el sistema digestivo. Una persona vegetariana estricta, absorbe mucho mejor el hierro vegetal que las personas que toman carne habitualmente, y es que el cuerpo es muy sabio y se regula para evitar carencias, aunque es importante aumentar la dosis de alimentos ricos en hierro cuando se siguen dietas vegetarianas.
- Hígado, carnes rojas, vísceras
- Almejas y berberechos
- Cereales integrales
- Remolacha roja
- Levadura de cerveza
- Zumo de berros
- Polen de abejas
- Legumbres
- Algas (espirulina)
- Soja
- Mijo
- Germinados
- Hierbas como ortiga verde, alfalfa, cebada, cola de caballo, romaza
- Alimentos ricos en vitamina C que mejoran la absorción (kiwis, pimientos, cítricos, perejil, etc.)
- Alimentos ricos en clorofila, como las verduras de hoja verde. Esta molécula es similar a la de hemoglobina, pero lleva magnesio en lugar de hierro.
La palabra “Epo”, ha pasado de ser un término médico poco conocido, a ser una palabra popular por los casos de dopaje registrados en el mundo del ciclismo. Epo es una abreviatura de eritropoyetina, una sustancia que se produce en los riñones que acelera el proceso de maduración de las células rojas y consigue aumentar el porcentaje de glóbulos rojos en sangre, el famoso hematocrito. Así se consigue aumentar el número de moléculas de oxígeno en la sangre y las células disponen de mayor cantidad de este gas imprescindible para quemar la glucosa a nivel aeróbico. Los efectos secundarios del dopaje con EPO son graves y pueden provocar la muerte. Al aumentar el número de glóbulos rojos aumenta la viscosidad de la sangre, lo que disminuye la velocidad de movimiento de la misma en los vasos sanguíneos. Esta circunstancia, junto a la pérdida de líquidos por sudor después de un esfuerzo, puede elevar los niveles de hematocrito al 70%. Al ser más espesa la sangre, el corazón tiene que hacer un esfuerzo mayor para bombearla con fuerza, y también se produce un aumento de la formación de trombos (coágulos) sanguíneos. En los casos más graves aparecen fallos cardíacos, trombosis pulmonares, infartos de miocardio o cerebrales, e incluso cáncer o leucemias.
- Número de Hematíes o eritrocitos. Indican el número de glóbulos rojos que hay en la sangre. Los valores normales varían entre 4,5 a 6,5 millones/mm3 en hombres y 3,8 a 5,8 millones/mm3 en mujeres. En las personas deportistas pueden estar por debajo de los valores por la hemodilución de la sangre, sin que exista enfermedad.
- Hemoglobina. Es el principal valor de referencia para diagnosticar una anemia. Los valores normales van entre 13,3 y 18 g/dl en hombres; 11,7 a 15,7 g/dl en mujeres, pero por efecto de la hemodilución de la sangre en los/las deportistas, se pueden encontrar valores más bajos sin que aparezca anemia.
- Hematocrito. Es el volumen total de sangre compuesto por glóbulos rojos, en porcentaje. Normalmente oscila entre el 40 y el 54% en hombres y un 38 a un 47% en mujeres. Las personas que viven en altitud o que pasan temporadas entrenando en alta montaña tienen un aumento fisiológico del valor del hematocrito, para adaptarse al menor porcentaje de oxígeno en la atmósfera.
- Ferritina. Se encarga de almacenar el hierro estable. Una molécula de ferritina puede llegar a transportar de 4.000 a 5.000 átomos de hierro en forma de hidróxido ferroso. La concentración de ferritina indica directamente las reservas de hierro orgánicas. Es uno de los valores más indicativos para diagnosticar la anemia en sus primeras etapas. Se considera normal entre 30-300 ng/ml en hombres, y 10-100 ng/ml en mujeres. Los valores por debajo de 20 ng/ml de ferritina suelen indicar deficiencia de hierro de depósito. Si disminuyen los valores a 12 ng/ml, puede indicar deficiencia en el transporte de hierro.
- Volumen corpuscular medio (VCM). Nos indica el tamaño del glóbulo rojo. Se considera normal entre 83 y 97 fl. Los cambios de tamaño, suelen indicar problemas en la maduración de las células en la médula ósea o falta de vitaminas y minerales (ácido fólico, hierro y vitamina B12) que provocan algunos tipos de anemias no ferropénicas como las anemias macrocíticas o megaloblástica (volumen de los glóbulos rojos mayor al normal) o microcíticas (volumen menor)
- Concentración de Hemoglobina Corpuscular Media (CHCM). Es el índice que valora la concentración de hemoglobina que lleva cada glóbulo rojo, por lo que indica directamente cuánta hemoglobina hay en un glóbulo rojo.Varía entre 31 y 36 g/dl.
- Hemoglobina Corpuscular Media (HCM). nos indica la relación entre la concentración de hemoglobina y el número total de glóbulos rojos, por lo que ayuda a diagnosticar las anemias ferropénicas. Varía entre 26 y 34 pg.
- Hierro sérico o sideremia. Es la concentración de hierro en sangre. Los valores normales oscilan entre 60 y 150 ug/dl, aunque los valores bajos de hierro en sangre no sirven para diagnosticar anemia ferropénica, es necesario mirar todos los valores hematológicos.
- Transferrina. Esta proteína se une al hierro y lo transporta desde el sistema digestivo por la sangre. Indica el hierro que está fuera de la hemoglobina o no está en la reserva unido a la ferritina. Se suele medir en transferrina (200 a 400 ug/dl) o en porcentaje por el índice de saturación de la transferrina (% TRF) que debe ser mayor del 20%
No es cuestión de tomar alimentos muy ricos en hierro todos los días. Se debe tener en cuenta que no es cuestión de cantidad, sino de disponibilidad. Paradójicamente, sólo se absorbe un 10% del hierro de los alimentos y en el caso del hierro de origen vegetal la situación es aún más precaria, puesto que se absorbe mucho menos. Curiosamente, cuando menor es la reserva de hierro, mejor se absorbe este mineral en el sistema digestivo. Una persona vegetariana estricta, absorbe mucho mejor el hierro vegetal que las personas que toman carne habitualmente, y es que el cuerpo es muy sabio y se regula para evitar carencias, aunque es importante aumentar la dosis de alimentos ricos en hierro cuando se siguen dietas vegetarianas.
- Hígado, carnes rojas, vísceras
- Almejas y berberechos
- Cereales integrales
- Remolacha roja
- Levadura de cerveza
- Zumo de berros
- Polen de abejas
- Legumbres
- Algas (espirulina)
- Soja
- Mijo
- Germinados
- Hierbas como ortiga verde, alfalfa, cebada, cola de caballo, romaza
- Alimentos ricos en vitamina C que mejoran la absorción (kiwis, pimientos, cítricos, perejil, etc.)
- Alimentos ricos en clorofila, como las verduras de hoja verde. Esta molécula es similar a la de hemoglobina, pero lleva magnesio en lugar de hierro.
La palabra “Epo”, ha pasado de ser un término médico poco conocido, a ser una palabra popular por los casos de dopaje registrados en el mundo del ciclismo. Epo es una abreviatura de eritropoyetina, una sustancia que se produce en los riñones que acelera el proceso de maduración de las células rojas y consigue aumentar el porcentaje de glóbulos rojos en sangre, el famoso hematocrito. Así se consigue aumentar el número de moléculas de oxígeno en la sangre y las células disponen de mayor cantidad de este gas imprescindible para quemar la glucosa a nivel aeróbico. Los efectos secundarios del dopaje con EPO son graves y pueden provocar la muerte. Al aumentar el número de glóbulos rojos aumenta la viscosidad de la sangre, lo que disminuye la velocidad de movimiento de la misma en los vasos sanguíneos. Esta circunstancia, junto a la pérdida de líquidos por sudor después de un esfuerzo, puede elevar los niveles de hematocrito al 70%. Al ser más espesa la sangre, el corazón tiene que hacer un esfuerzo mayor para bombearla con fuerza, y también se produce un aumento de la formación de trombos (coágulos) sanguíneos. En los casos más graves aparecen fallos cardíacos, trombosis pulmonares, infartos de miocardio o cerebrales, e incluso cáncer o leucemias.
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