¿Menos calorías es igual a una vida más larga?.
Esta es la conclusión de un estudio llevado a cabo durante 25 años en el que se realizó un experimento de restricción calórica en primates no humanos y cuyos resultados han sido publicados en la revista Nature Communications.
El experimento comenzó en 1989 en la Universidad de Wisconsin-Madison (EEUU) basado en la hipótesis de que la restricción de calorías provoca una reducción de las enfermedades relacionadas con la edad y por ende una vida más longeva. Así, contaron con 76 monos Rhesus (los más parecidos a nosotros) del Wisconsin National Primate Research Center (de entre 7 y 14 años de edad) a los que dividieron en dos grupos de 38 macacos cada uno: a los del primer grupo se les dejó durante todo este período de tiempo que comieran lo que les apeteciera; al segundo grupo se le restringió la cantidad de calorías que ingerían cada día en un 30%.
Los resultados del ensayo clínico demostraron que los monos que comieron todo lo que quisieron tenían 2,9 veces más riesgo de enfermedades y 3 veces más riesgo de muerte. Los monos que consumían un 30% menos calorías vivieron más tiempo. Entre los que no tenían ningún límite para comer, 28 monos murieron principalmente por diabetes, cáncer, enfermedades cardiovasculares y atrofia cerebral. Sin embargo, en el grupo de dieta restringida solo hubo 10 fallecidos.
El equipo de investigadores cree que muchos de los efectos del envejecimiento tienen que ver con cómo el cuerpo regula la energía. Gracias a la restricción de calorías se reprograma el metabolismo, esto afecta a cómo se utiliza el “combustible” y, por tanto, a cómo responde el organismo conforme va envejeciendo.
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