miércoles, 22 de mayo de 2013

Nuestra “reserva cognitiva” protege nuestro cerebro.


Nuestra “reserva cognitiva” protege nuestro cerebro.
 

Si dos personas sufriesen sendos infartos cerebrales similares, parecería lógico pensar que los efectos sobre sus funciones mentales serían de gravedad también semejante. Sin embargo esto no siempre es así. Algunas personas parecen tener el cerebro más protegido que otras ante la patología cerebral. ¿De qué depende eso? Pues entre otras cosas, de nuestra ‘reserva cognitiva’.

La hipótesis de la reserva plantea que a mayores niveles de reserva cerebral (mejor conservación de las estructuras cerebrales) y de reserva cognitiva (habilidades mentales previas, inteligencia y uso de estrategias), mejor será el funcionamiento de capacidades como la memoria o la atención en una situación de patología cerebral. La reserva cognitiva se ha descrito, así, como un amortiguador de los efectos del daño cerebral e incluso como un factor preventivo de la enfermedad de Alzheimer.

Los descubrimientos más recientes apuntan a la idea de que una buena  reserva cognitiva es importante no sólo de cara a la vejez o cuando se instaura un proceso de demencia. Parece que ya en la mediana edad tiene un papel fundamental en la relación entre la cognición y la estructura del cerebro. Así lo ha publicado este mismo año la revista científica Neuropsychologia. El estudio, realizado por un equipo de la Universidad de La Jolla, en San Diego, California, muestra que la relación entre el rendimiento en una prueba de memoria y  el tamaño del hipocampo está mediada por este concepto denominado ‘reserva cognitiva’.

El hipocampo es una estructura en forma de caballito de mar situada en el interior del cerebro, en la cara medial de los lóbulos temporales, que es imprescindible para el aprendizaje y la memoria. Se sabe que las personas que tienen menor volumen del hipocampo tienen una peor ejecución en tares de memoria episódica, como por ejemplo recordar un texto que han. Lo que se plantearon los investigadores de la Universidad de La Jolla fue que aquellos participantes que tuviesen un menor volumen hipocampal, tendrían también una menor puntuación en los test de memoria  pero sólo cuando su nivel de reserva cognitiva fuese también más bajo.

La reserva cognitiva se midió a través de pruebas de vocabulario, aritmética, razonamiento y habilidades visoespaciales cuando los 494 varones tenían una media de 20 años de edad. Posteriormente, cuando los participantes estaban ya en la cincuentena, midieron el tamaño del hipocampo con imágenes de resonancia magnética y aplicaron test neuropsicológicos para evaluar la memoria.

Lo que encontraron fue sorprendente. Aquellos que tenían mayor reserva cognitiva, esto es, mejor funcionamiento cognitivo general a los 20 años, también tenían mejor memoria en la mediana edad. Pero lo más relevante es que encontraron una interacción significativa entre la habilidad mental general a los 20 años y el tamaño del hipocampo en la cincuentena. Así, solo los participantes que tenían niveles más bajos de rendimiento cognitivo general a los 20 años mostraban fallos en la memoria a consecuencia del menor tamaño del hipocampo.

¿Cómo puedo aumentar mi reserva cognitiva?

Este descubrimiento apoya la necesidad de mantener nuestro cerebro en forma desde bien pronto en la vida, porque cultivar nuestras capacidades hoy puede protegernos del declive futuro de nuestras capacidades cognitivas que sucede cuando nuestro cerebro se hace mayor o se ve afectado por determinadas enfermedades. Cultivar la memoria, la atención, el cálculo, nuestras capacidades perceptivas, etc., con programas de entrenamiento específicos y divertidos es la mejor opción, aunque siempre podemos acompañarlo de los pasatiempos más tradicionales o actividades como la lectura. La clave es mantener nuestra mente activa.

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