domingo, 23 de diciembre de 2012

Estudio afirma que aumenta la incidencia de trastornos mentales en la humanidad.


Estudio afirma que aumenta la incidencia de trastornos mentales en la humanidad.
 
 
Neurosis, depresión, y otros trastornos mentales son muy comunes. Y lo serán mucho más, si nada lo impide, a juzgar por las conclusiones de un polémico estudio.

La inteligencia y conducta humanas requieren del funcionamiento óptimo de un gran número de genes. Según la provocativa hipótesis presentada por el Dr. Gerald Crabtree, de la Universidad de Stanford en California, la especie humana está sufriendo una incidencia cada vez mayor de trastornos mentales, debido a que la intrincada red de genes que nos dotan de nuestra capacidad intelectual es particularmente susceptible a mutaciones.

"El desarrollo de nuestras capacidades intelectuales y la optimización de miles de genes asociados a la inteligencia probablemente se produjeron en grupos dispersos de humanos antes de que nuestros ancestros salieran de África", plantea Crabtree. En este entorno, la inteligencia era crítica para la supervivencia, y es probable que una presión selectiva inmensa haya actuado sobre los genes necesarios para el desarrollo intelectual, conduciendo a un pico en dicho desarrollo genético.

Crabtree cree que desde entonces la base genética de la salud mental humana ha estado recorriendo un camino que la debilita, dado que la presión evolutiva ya no actúa sobre la especie humana con tanta intensidad como en el pasado.
 
Basándose en cálculos de la frecuencia con que aparecen mutaciones perjudiciales en el genoma humano y la suposición de que entre 2.000 y 5.000 genes son imprescindibles para el intelecto humano, el Dr. Crabtree estima que, si nada lo impide, dentro de 3.000 años (unas 120 generaciones) todos los individuos de entonces cargarán con dos o más mutaciones perjudiciales para su estabilidad intelectual o emocional.

De todas formas, tal como el propio Crabtree advierte, este hipotético deterioro mental progresivo de la especie humana es mucho más lento que el progreso científico y tecnológico de la humanidad, de tal modo que parece evidente que mucho antes de que transcurran esos 3.000 años, todas las mutaciones peligrosas podrán ser corregidas en cualquier fase del desarrollo, impidiendo que se acumulen y provoquen problemas.
 

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