sábado, 10 de mayo de 2014

El mayor enemigo de la Tierra no son los asteroides, es el ser humano.

El mayor enemigo de la Tierra no son los asteroides, es el ser humano.



Ya hace años que comentaba que en mi opinión, el mayor enemigo de la Tierra no eran los asteroides, es el propio ser humano que poco a poco la está destruyendo. La naturaleza del ser humano hace que sea complicada su sobrevivencia a largo plazo sobre la Tierra si no cambia su forma de ser, por lo general, todos los animales sobre la Tierra, tratan de adaptarse al medio ambiente que los rodea de manera de establecer un equilibrio natural, por el contrario, el ser humano, donde llega, solo causa problemas, consume todos los recursos existentes acabando así con el equilibrio natural en la mayoría de los casos.

¿Somos los culpables de la destrucción de nuestro planeta?

Un duro debate sobre si nosotros hemos destruido el planeta desde el nacimiento de la humanidad, se ha realizado en la conferencia sobre Megafauna con sede en el Saint John’s College (Universidad de Oxford). La reunión ha permitido a los expertos, los zoólogos, arqueólogos y científicos exponer sus trabajos sobre la extinción de estas mega bestias y cómo su desaparición ha tenido un impacto sobre la forma en que vivimos hoy en día. Los expertos examinaron la desaparición de las grandes bestias en todo el mundo, se trató el impacto del cambio climático, y en qué medida los seres humanos han participado en la eliminación de estos animales. Los científicos han utilizado una variedad de métodos e instrumentos tecnológicos, incluyendo la datación por radiocarbono, la cartografía climática y otras más, para establecer lo que condujo a la megafauna hacia la extinción.


La Tierra una vez estuvo poblada por bestias como el mamut lanudo. Hace más de dos millones de años atrás, muchas de estas grandes bestias conocidas como megafauna, fueron exterminadas completamente. El debate es sobre qué fue exactamente lo que causó esta extinción masiva, las teorías van desde los cambios climáticos hasta la cacería por humanos.

Alguna vez la Tierra fue poblada por enormes bestias, a las que no veremos jamás, desde los mamuts, los castores gigantes, y los dientes de sable hasta las tortugas con cuernos.

Durante los últimos dos millones de años, muchas de estas bestias gigantes, conocidas como megafauna, o bien han sido eliminadas por completo o bien sustituidas por sus contrapartes más pequeñas, viviendo próximos a una siempre creciente población humana.

El debate sobre qué exactamente causó esta extinción en masa, se ha discutido desde hace muchos años, de un lado se propone que la extinción fue natural, es decir debido al cambio climático, por la otra, se hace responsable a la costumbre carnívora del ser humano, el haber “destruido” el mundo.

Hipótesis del exceso

El ambientalista y escritor británico George Monbiot es coherente en su creencia, que los seres humanos son los responsables de la extinción en masa, postulada en una teoría conocida como “hipótesis del exceso” en el Pleistoceno. Monbiot está convencido que hay una correlación directa entre la llegada y poblamiento de los seres humanos en los continentes de todo el mundo, y la extensa desaparición de muchas especies de la megafauna.

Antes del Homo erectus, tal vez nuestro primer ancestro humano reconocible originario de África, en el continente abundaban los gigantes. “Allí existían varias especies de elefantes. Habían dientes de sable, falsos dientes de sable (nimrávidos) y hienas gigantes”, dijo Monbiot .

Mientras la mayoría de las personas creen que la participación humana se inicia en el Antropoceno, período actual en el que vivimos y ya impactamos la ecología mundial, con la Revolución Industrial, Monbiot considera que aquélla se inició mucho antes, con una escalada de matanzas hace dos millones de años. ‘Lo que se levantó sobre sus patas traseras en las sabanas de África fue desde el principio, la muerte:. El destructor de mundos”.

Además de la correlación entre la llegada de los seres humanos, y la desaparición definitiva de la megafauna, Monbiot señala que el “Homo erectus poseía varios rasgos que parecen haberlo hecho invencible: la inteligencia, la cooperación, la capacidad de comer prácticamente lo que sea cuando lo tiempos eran difíciles; y un brazo capaz de lanzar, lo que le permitió hacer algo que ninguna otra especie ha logrado nunca, poder luchar desde la distancia”.

Añadió que esto “puede haberle impulsado a convertir en presa y ha hostigar hasta el agotamiento y la muerte, a depredadores y herbívoros gigantes”.


Homo erectus es un homínido que vivió entre 1,8 millones de años y 300 000 años antes del presente (Pleistoceno inferior y medio). Era muy robusto y tenía una talla elevada hasta 1,80 m. Homo erectus ya consumía carne de mamut hace 1,8 millones de años atrás.

La teoría del clima

Sin embargo, en un estudio publicado en enero 2014 se indica lo contrario. Los investigadores de Columbia encontraron evidencia de que no era el hombre el que acabó con estas especies y que, en su lugar las extinciones fueron un resultado directo de los cambios climáticos.

Los arqueólogos han estado desafiando la “hipótesis del exceso” en el Pleistoceno, durante años. Así, algunos investigadores sostienen que de las 36 especies que se han extinguido, sólo dos, a saber, el mamut y el mastodonte, han mostrado evidencia de haber sido cazados, que incluyen cortes en los huesos y los órganos.

Otros investigadores han observado correlaciones entre el momento en que estos animales se extinguieron, y los cambios significativos en la temperatura, como al final del último período glacial, en la extinción en masa del Holoceno, que eliminó a muchos de los animales gigantes de la época, entre ellos el mamut lanudo.

Para estudiar estas teorías, los arqueólogos Matthew Boulanger y R. Lee Lyman, de la Universidad de Missouri, Columbia, estudiaron el movimiento de la megafauna en el noreste de América del Norte.

Para esto han usado la datación por radiocarbono, tomando muestras de fósiles de la megafauna, y de los sitios paleoindios de la región, estableciendo que la mayor parte de la megafauna ya había desaparecido antes de la llegada de los seres humanos, lo que sugiere fuertemente que éstos tienen poco que ver con las extinciones de aquella región.

Boulanger y Lyman también descubrieron que allí había dos de los llamados choques de megafauna, en la región. Una hace unos 14 100 años, antes de que los humanos llegaran a ésta, y la otra hace 12 700 años atrás, cuando los paleoindios llegaron a la región.

Después del primer choque, las cifras de población aumentaron 500 años después. Encontraron que los humanos y la megafauna coexistieron próximos durante casi 1.000 años antes de que los animales finalmente se extinguieran, sin embargo, sus números ya estaban en declive.

Por ejemplo, hasta el 90 por ciento de la megafauna del nordeste de América del Norte se habían ido antes de que llegaran los humanos, y durante el periodo de coexistencia, los investigadores no encontraron pruebas en los huesos, que señalaran que estas criaturas eran cazadas por los humanos.

Igualmente, el segundo accidente se correspondía con el comienzo del Dryas Reciente, un período frío de finales del Pleistoceno, que fue seguido por el período Holoceno más cálido en el que vivimos hoy en día.

Esto llevó a los autores a concluir que el clima es predominantemente responsable de la extinción en masa, aunque sus resultados se aplican sólo a la zona nordeste de América del Norte, es probable que la tendencia se observara en otras regiones.


Paleoindios cazando a un glyptodonte. El escritor británico George Monbiot, es explícito en su certeza que los seres humanos son culpables de la extinción en masa. Él considera que hay una correlación entre la llegada y poblamiento de los continentes en todo el mundo y el amplio exterminio de muchas especies de la megafauna.

La predación humana

“Hace unos meses, un documento muy publicitado afirmó que las grandes bestias de las Américas, mamuts y mastodontes, perezosos gigantes terrestres, leones y dientes de sable, castores de 2,5 m, un pájaro con una envergadura de 8 m, no podría haber sido exterminados por los seres humanos, debido a que la evidencia fósil para su extinción marginalmente es anterior a la evidencia de la llegada de los humanos”, dice George Monbiot.

“Nunca hemos visto un documento ser demolido con tanta elegancia y decisión, como en la conferencia de la semana pasada”. Añadiendo, “El arqueólogo Todd Surovell ha demostrado que la falta de coincidenci es todo lo que se puede esperar, si los humanos son responsables de la extinción en masa”.

“La destrucción masiva es fácil de detectar en el registro fósil: en una capa, los huesos están en todas partes, en la siguiente capa ya no se encuentra en ninguna parte. A diferencia de las personas que viven en una población de baja densidad y con tecnologías básicas, ellas casi no dejan huellas.

“Con las tasas de crecimiento humano y las tasas de muerte de la megafauna, se puede esperar el primer pulso de liquidación hace aproximadamente 14 000 años atrás, las grandes bestias duraron sólo 1 000 años”.


Algunos científicos han adoptado una teoría combinada, que dice que tanto el clima como los humanos jugaron un rol en la extinción masiva de la megafauna, tales como el diente de sable, en diferentes grados. Se piensa que el cambio climático condujo a una caída en el número y luego la cacería exterminó a las especies que quedaron.

Además del cambio climático, el predador humano

Otros investigadores expusieron una teoría combinada, en la que tanto el clima como los humanos participaron a la vez, pero en distintos grados.

Lewis Bartlett de la Universidad de Exeter, dividió el mundo en 14 zonas diferentes, desde América del Sur, hasta llegar a Tasmania y Nueva Zelanda. Realizando un mapeo de la riqueza en megafauna de hace 80 000 años atrás, graficando la extinción de los animales, agregando el trazado de los cambios climáticos y la llegada de los humanos.

Bartlett y su equipo tomaron muestras al azar de todos los rangos que podrían haberse extinguido en toda la megafauna, elaborando cientos y cientos de diferentes subgrupos de datos, para hacer frente de manera muy explícita al nivel de incertidumbre adjunta.

En las pequeñas islas notaron un fuerte aumento en la extinción, antes de estabilizarse. Pero a nivel de subcontinente, observaron un período mucho más prolongado y elevado de extinción, que no tenía el pico de extinción vista luego de la colonización humana en las regiones más pequeñas.

En el modelo de Bartlett, de una cuarta a una tercera parte de las extinciones resultaron tener como causa única al cambio climático. Sin embargo, “hasta ahora una proporción mucho mayor de responsabilidad, en nuestros datos, es atribuida únicamente a los humanos y de acuerdo con nuestros modelos son los seres humanos el principal factor contribuyente a la desaparición de la megafauna. Un rango “moderado” puede ser explicado por la participación combinada del clima y los humanos.

La imputación recae en el humano

En Europa, dado el tamaño del continente, los investigadores observaron un aumento elevado en los niveles de extinción hace 20 000 años atrás, después de la llegada de los humanos. Después de eso, vieron otro pico de extinción, esta vez causado por el clima.

En los archipiélagos, como Tasmania, Nueva Zelanda y Madagascar, sólamente se encontró una sóla causa, los seres humanos. Dijo que la llegada de los humanos explica “casi todas” las extinciones.

En resumen, Bartlett dijo: “Nuestro trabajo implica fuertemente a los seres humanos en este debate, como partícipes en la extinción, y creo que usando este análisis global, demostramos que los humanos no pueden ser descartardos como los principales contribuyentes a la extinción, en este debate”.

“Similarmente, el clima es un fuerte factor indicativo, pero una advertencia para esto es que si llevamos a cabo este tipo de análisis, donde el clima es omnipresente en cualquier sistema ecológico, es de esperar que tenga un efecto”.

“Podríamos tomar un camino concediéndole una relativa importancia a los seres humanos, sin embargo, la cruda realidad es que los humanos contribuyen mucho, mucho más a nuestra capacidad para predecir en dónde ocurrieron estas extinciones, mucho más que lo que hace el clima; no obstante se toman en cuenta ambas informaciones”.


La mayoría de los mamuts se extinguieron a finales de la última glaciación. Hace unos trece mil años, la temperatura y la humedad global comenzaron a aumentar. Además del cambio en la vegetación y en los ecosistemas, el incremento de la temperatura (de 6 °C entre el 13 000 a.C. y el 8 000 a.C.) añadió mucha presión a los mamíferos adaptados al frío, el espeso pelaje para conservar el calor corporal en climas glaciales, evitaba la expulsión del exceso de calor provocando la muerte del animal por hipertermia. La caza por parte de seres humanos contribuyó de manera importante a su extinción, se sabe que Homo erectus ya consumía carne de mamut hace 1,8 millones de años atrás.

La extinción del mamut

El profesor Adrian Lister del Museo de Historia Natural añade que la razón de la desaparición es “porque los grandes animales en África y el sudeste de Asia aprendieron a ser cautelosos con los humanos y a evitarlos a toda costa”.

Y continuó: “Sin embargo, también creo que el cambio climático podría haber estado involucrado en las Américas y Australia, y que los seres humanos sólo remataron a estos grandes animales cuando ya estaban debilitados, por la pérdida de hábitats y otros problemas relacionados con el clima”.

El profesor Lister ha estado trabajando en este tema durante los últimos 10 años utilizando la datación por radiocarbono. Aunque ha estudiado una serie de animales, su discurso en la conferencia se centró en la desaparición del mamut lanudo.

De una manera similar a los investigadores de Columbia, el profesor Lister ha descubierto que el área de distribución mundial del mamut lanudo se contrajo y luego se expandió en relación directa con los cambios de temperatura.

‘Si ponemos todo esto junto, tenemos evidencia muy fuerte de que los cambios en el clima, fueron la causa que la vegetación se desplazara, la variedad de mamuts lanudos quedó diezmada, entre 14 000 y 4 000 años atrás, y acabaron extinguiéndose.

“Los cambios y contracciones climáticos están relacionados con los cambios en la vegetación, y aunque es muy difícil establecer la estructura de una población, parece ser bastante aceptable como causa de la extinción de los mamuts lanudos”.

‘Si bien podemos considerar que esta tremenda reducción en la variedad de mamuts es impulsada, comprensiblemente, por los cambios en la vegetación y el clima, sin embargo existió también el factor potencial de acción depredadora de los seres humanos añadida a la acción del clima, tal vez afectando a las últimas poblaciones restantes de mamuts.

“Sin embargo, no veo de ningún modo en estos datos, la evidencia de algo que los seres humanos estubiesen haciendo en ese sentido y, en este punto, ciertamente no es la densidad y la distribución poblacional humana la responsable en la desaparición de los mamuts en este período”.

“El cambio climático severo fue determinante en la desaparición de los mamuts, a menos que las personas por alguna razón, hubiesen empezado repentinamente a cazar a los mamuts en un grado mucho mayor”.

‘Datos arqueológicos sugieren que durante este tiempo, la gente comía abundantemente caballos y ganado, no megafauna. No se ven en estos datos que la extinción de los mamuts en Europa, en este momento, tuviera algo que ver con la gente”.

El destructor de mundos

“En la conferencia he escuchado que muchos de los principales científicos del mundo en este campo han asignado una nueva comprensión del impacto humano en el planeta. Casi en todas partes a las que hemos ido, la humanidad borra un mundo de maravillas, cambiando la forma en que funciona la biosfera”, dice George Monbiot.

Por ejemplo, los humanos modernos llegaron a Europa y Australia en la misma época, entre 40 000 y 50 000 años atrás, con consecuencias similares. En Europa, donde los animales habían aprendido a temer a las versiones anteriores de los simios bípedos, las extinciones ocurrieron lentamente.

Hace entre 10 000 y 15 000 años atrás, el continente había perdido sus elefantes de colmillos rectos, rinocerontes, hipopótamos, hienas y gatos cimitarra gigantes. Estas especies no eran simplemente un adorno en el mundo natural, el nuevo trabajo presentado concluye que estas especies eran parte importante del equilibrio natural en el ecosistema restante en ese período.

Un nuevo estudio sugiere que la extinción de los grandes hervíboros en las Américas, con la llegada de los seres humanos al Nuevo Mundo a finales del Pleistoceno, coincide con una abrupta caída del metano en la atmósfera, gas producido durante la digestión en éstos animales, que fue el causante del inicio del período glacial conocido como Dryas Reciente. Esta es sin duda la primera influencia detectable de los seres humanos sobre el medio ambiente que se remonta a 13 400 años atrás, cuando los humanos llegaron al continente.

Y aún no paramos hasta hoy. La caza furtiva ha reducido la población de elefantes africanos del bosque en un 65% desde 2002. Los elefantes asiáticos, que alguna vez vivieron desde Turquía hasta la costa de China, se ha reducido en un 97%; el número de rinocerontes asiáticos ha disminuido más del 99%. Los elefantes distribuyen las semillas de cientos de especies de árboles de la selva tropical, sin ellos estos árboles son funcionalmente extintos.

¿Es esto todo lo que somos? ¿Un diminuto monstruo que no puede dejar ninguna puerta cerrada? ¿Sin ningún escondite intacto? Que ahora le está haciendo a las grandes bestias del mar, lo que hace mucho tiempo le hicimos a las grandes bestias de la tierra ¿O podemos parar? ¿Podemos utilizar nuestro ingenio, que durante dos millones de años se ha vuelto tan inventivo para la destrucción, para desafiar nuestra historia evolutiva?


Más información:
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario